Identidades perdidas
Retomo de nuevo este blog, creado en el año 2019, año dónde comencé mi viaje como estudiante de Bellas Artes y que ahora, en 2023, estoy por finalizar. Lo hago con uno de los trabajos realizados durante este curso 2022-2023, con la intención de que comprendáis cómo la gente, día a día, pierde su identidad cada momento que pasa sin darse cuenta.
La identidad, nos define, nos hace ser quién somos y nos diferencia del resto de la gente, la pregunta es ¿valoramos tanto esa parte de nosotros, que nos hace únicos? Continuamente, por culpa de diferentes factores nuestra identidad desaparece por unos instantes y nos convertimos en humanos, genéricamente hablando, sin personalidad, absortos en diferentes actividades cotidianas que nos absorben y descentran de nuestro yo. La comida, la tecnología, el alcohol, son algunas de las razones por las que nuestra cabeza deja de pensar y se deja llevar por estos momentos. Dejamos de ser nosotros mismos como seres individuales y pasamos a ser animales que lo único que piensan es en comer su plato preferido, beber hasta perder la conciencia o revisar cientos de notificaciones en nuestro dispositivo móvil.
Por ello, decido tomar mi cámara y representar esto a través de fotografías. En ellas, muestro a diferentes personas absortas en sus rutinas diarias, comiendo en el salón junto a la familia, dando una vuelta por la gran ciudad de Madrid, revisando mensajes de WhatsApp por la calle o celebrando la llegada del nuevo año 2023 con unas copas de sidra. Las fotografías son impresas en blanco y negro para posteriormente intervenir sobre ellas con spray de diferentes colores. En este caso, he decidido utilizar cinco colores, el azul, el rosa, el naranja, el verde y el amarillo. ¿Son colores elegidos de forma aleatoria? Definitivamente no, los colores que he empleado para este trabajo tienen relación con las situaciones que he elegido, por ejemplo, el color azul representa la tecnología, el rosa lo utilicé en la práctica de Identidad y Género, el naranja representa los buenos momentos, el amarillo representa la cocina, la comida y el verde el alcohol. Estos colores los he utilizado con el fin de hacer desaparecer el órgano que marca la identidad de cada individuo, el cerebro, además de los rasgos faciales que hacen a cada persona única y diferente. Si nos privan del cerebro, de la capacidad de pensar y de razonar, perderíamos totalmente nuestras identidades y simplemente seríamos seres humanos movidos por los instintos de supervivencia, dejaríamos de ser nosotros y pasaríamos a formar parte de un mundo sin reglas ni diferencias, todos seríamos iguales.
Es por esto que he decidido realizar este trabajo, para representar la idea de que cada persona es única. Espero que disfrutéis visualizando las fotografías que muestro a continuación. Muchas gracias por vuestra atención.
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